Bioempaques. Son aquellos que utilizan materias primas sostenibles diferentes a los derivados del petróleo y que vienen de la naturaleza, de ahí el prefijo ‘BIO’. Cada vez se demandan más en los mercados debido a las preferencia por parte de las nuevas generaciones de productos amigables con el ambiente. Los elaboran a partir de fibras vegetales, cartón o ácido poliláctico (PLA) un compuesto similar al plástico pero elaborado con almidón de maíz, yuca o caña de azúcar. También son llamados empaques ecológicos.
Reciclables. Muchas empresas del mundo están migrando al modelo de economía circular (reducir, reutilizar, reciclar), basado en el cierre del ciclo de vida de un producto, como una alternativa para solucionar los problemas de contaminación y sobreexplotación de recursos. El plástico es el mejor ejemplo. Un estudio de la firma de consultoría Smithers señala que los envases de plástico de un solo uso alcanzarán los 40,4 millones de toneladas en 2020 y los 48,5 millones de toneladas en 2025, a pesar de que existen esfuerzos por reducir su consumo. Ante esta problemática, la tendencia cada vez mayor es el reciclaje para recuperar el plástico y volverlo a usar.
Aumento de cartón ondulado o corrugado. El crecimiento en las ventas a través del comercio electrónico ha impactado a la industria de empaques y embalajes, incrementando la demanda de cartón corrugado. Según Smithers, de este material es el 75% de los envíos comprados en línea y es el más grande por valor, seguido por las cajas de cartón y los embalajes flexibles. Un informe de McKinsey de 2019 advirtió que “los diseños de embalaje más eficientes serán requeridos para apoyar el crecimiento del comercio electrónico”.
Sostenibilidad. El Reporte de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial revela que actualmente las naciones están más preocupadas por diversos asuntos ambientales, entre ellos el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. En esa medida, la sostenibilidad es y será en las próximas décadas la tendencia en todos los sectores económicos. Al ser una industria transversal, los empaques y embalajes deben estar alineados con las demandas tanto de los productores como de los consumidores. De ahí que las empresas del sector también tengan el reto de comunicar efectivamente las características que hacen que un empaque sea sostenible.
Digitalización y tecnologías disruptivas. De acuerdo con McKinsey durante los próximos 10 a 15 años, los empaques inteligentes y el internet de las cosas estarán en auge, apoyándose en las tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial y el big data. Estos desarrollos permitirán cambiar la forma en la que los consumidores interactúan con los empaques y embalajes. Hoy ya funcionan tecnologías como los códigos QR, RFID y NFC.